Travesía 3 Rios para una Aventura 2016. Parte 7 FIN. Día 08, 09 y 10 (4, 5 y 6/09/2016)


ÚLTIMO DOMINGO

Domingo 4: Desde Camping Municipal de Villa Dos Trece al Camping Municipal de El Colorado.

Hoy se cumple una semana de travesía. Ya llevo nueve días yirando con el kayak y los pertrechos a cuesta.

La mañana no muy distinta a las anteriores, viento y mucho frío. El día que nos esperaba era intenso, de una 6 a 7 horas de remo.


Los Malu

Truquito




A las 09:30 hs. ya estábamos todos remando. La primera parada con idea de almorzar fue prevista para aproximadamente el mediodía. A las 12:30 hs. paramos a descansar en un paraje donde encontramos un sembradío y más atrás una casa o rancho sin nadie en su interior o alrededores. El frío era tan intenso que no podíamos estar quietos en tierra. El cuerpo y la ropa húmeda no ayudaba con el frío. Tampoco había fuerzas y ganas de hacer un pequeño fuego, así que con la venia del capitán, muchos decidimos seguir remando sin parar hasta destino.








Cuando el frío viene duro, es mejor que te agarre haciendo algo, y ese algo era remar. Remo para tener el cuerpo caliente y con el objetivo de llegar, eso me motiva, por momentos no tengo nadie adelante y no sé donde queda el desembarco.

Al par de horas y con una leve mejoría del tiempo, algunos decidieron parar, pero decidí seguir remando. 

Alguien me dijo, cuando veas la antena, te van a faltar dos horas para llegar, y cuando veas la muralla de contención de la barranca, al comenzar el pueblo, una hora más. Tal cual, era así como me habían dicho. El punto de llegada estaba a la vuelta del puente. El camino se hizo interminable. El maldito GPS te taladra la cabeza, ves el pueblo en la pantalla, pero el río tiene tantas vueltas, tantas curvas, que nunca llegas, vas de una lado a otro, pero avanzas poco. 

Al fin el pueblo. Venía solo como loco malo adelante, lo único que se me ocurrió hacer frente al frío era remar, así que sin proponermelo quede solo adelante, pero con el problema de que no sabía dónde exáctamente debía parar. No suele haber carteles en las margen del río indicando la parada, asi que decidi bajar un poco el ritmo para que el de atrás me alcanzara, y así poder preguntarle sobre el lugar de desembarco. Si supiera quien era el que venía atrás lo digo, pero soy malo para los nombres, recuerdo que me dijo "del puente unos 100 metros y está el lugar donde tenemos que parar", así que de nuevo me puse en marcha al destino. 












Los habitantes del Colorado sobre las costa saludaban, unos chicos me pidieron desde la costa que les alcanze algo que estaba sobre la otra margen del río, todavía me están esperando. Por fin el puente. Por fin el lugar donde parar. De todas las paradas ésta iba a ser la peor.

Llegué a la zona de desembarco a las 16:00 hs. Se presentó a mi vista una vasta playa y al fondo una pequeña barranca sin playa. Decido parar sobre la playa fangosa a ver como estaba: era chicle, el piso se hundía a cada pisada. Costaba arrastrar el kayak. Al quedarnos parados nos hundimos aún más, en un momento sin darme cuenta quede enterrado en el fango hasta las rodillas. Decido salir de ese lugar e intentar por otro. Peor. Imposible. El único lugar para bajar era esa pequeña barranca sin playa. De nuevo a subir al kayak, esta vez embarrado hasta las rodillas, de nuevo al agua a remar unos metros más. Bajar del kayak implicó hundirme en el agua fría, en un día muy frío y con viento, hasta la cintura mas o menos, intentar caminar hasta la barranca, subirme a un suelo barroso y resbaladizo, para de ahí levantar el kayak. Subo el pequeño acantilado como puedo y con el cabo de amarre intento subir el kayak, no puedo, me quedo parado, el resto no ayuda, cada uno hace la suya, es entendible. Por suerte llega El Edu y entre ambos subimos los kayak.

La primero que ambos nos dijimos al terminar fue: "acá me bajo de la travesía, terminó para mí"Ya no estábamos disfrutando. La estábamos pasando muy mal. El día había sido muy pesado y extremo, y nos esperaba por los menos uno o dos días más de mal tiempo.

El kayak tiene barro por todos lados, por dentro, por fuera, parece un kayak de barro. Nunca en mis pocos años de remo vi al kayak en tan deplorable situación de mugre.





Agarro la lona verde impermeable, la abro y apoyo sobre el piso de tierra embarrado, saco el bolso de desembarco y bajo una leve llovizna, empiezo a sacar con mucho cuidado las cosas del interior del kayak. Cargo todo y voy en busca del quincho que El Edu ya había localizado. Dejo las cosas, desarmo la carpa y la extiendo sobre el piso para reservar lugar. Vuelvo al kayak a buscar el resto de los pertrechos que iba a necesitar. Tengo barro por todos lados. Tiro lo del bolso al piso, busco la toalla y el bolsito con las cosas de baño. La idea en mi cabeza: pegarme una buena ducha de agua caliente, pero el día nos esperaba con otra sorpresa. No había agua caliente. No había luz. Al menos esa tarde me pude sacar el barro, secarme y abrigarme.

Después de la rutina de cambiarnos y armar campamento, el grupo Rosarigasino se junta y debate la continuidad. Cesar duda. Susana dice que si nosotros no seguimos ella se vuelve. Truquito ya no tiene ropa seca. Emanuel no puede sacar fotos. La mayoría decide que así no se puede seguir. Cesar sigue con cara de duda. La reunión terminó a unos mates, pan y queso. Nos quedaba descansar y ver cómo hacíamos para llevar los kayak y llegar desde El Colorado a Resistencia.

Sentí un enorme alivio al tomar la decisión. No tenía que demostrar nada a nadie. Había ido a conocer. A disfrutar. Fui a la aventura y es normal esperar mal tiempo, pero también es muy sabio saber parar a tiempo. Siempre habrá otras oportunidades.

A medida que pasaba la tarde/tardecita, muchos decidieron también salir de la travesía. Algunos pidieron un remis y se fueron al pueblo a pasar la noche en un hotel y volverían, otros ya se iban definitivamente. El Colorado queda cerca del camping.

El camping de El Colorado es un muy lindo lugar. Bellísimo. Con baño, vestuarios, quincho, parrilla y un gran parque arbolado.

La noche terminó rápido para todos, el día de remo había sido intensa. Como siempre a las nueve la guisiopa de Coqui. 

RECORRIDO




UN LUNES DISTINTO

Lunes 5: Desde Camping Municipal del Colorado a Resistencia (Chaco)

Amaneció como muchos otros días, lloviendo y frío.










A primeras horas de la mañana se acercaron a la zona de quincho algunos de los organizadores para informarnos que la travesía se suspendía. Se pronostica una fuerte sudestada para el fin de semana, justo cuando llegábamos a las confluencias Paraguay y Paraná, y en esas condiciones era de esperar que Prefectura no nos dejara salir. El Colorado era la última salida por tierra accesible para los trailers y pertrechos.

Es muy difícil decir que se sintió o que sintieron todos. Al menos nadie se quejo, salvo Coqui que según cuentan las malas lenguas tenía un asunto que resolver aguas abajo en el próximo acampe.

El día fue raro. Alegres pero tristones al mismo tiempo. La alegría nunca se perdió.


Durante el día desarmamos campamento. Subimos los kayak a la barranca superior y de ahí a los trailers que los llevaría de nuevo a Resistencia.





El día también dió para cocinar un poco. El grupo Rosarino cocinó arroz con verduras. Cebolla blanca, cebolla morada, cebolla de verdeo, hongos secos y tomates secos hidratados, zanahorias, todo cocinado en el jugo de la hidratación, a lo que se agregó arroz jazmín. Otros pelaron salamín, queso, música al palo, tortas asadas y alguna que otra botella de vino. Por último nos quedó llevar todos los pertrechos caminando uno 1.000 metros hasta la ruta donde nos esperaba el colectivo.







La espera en la ruta fue divertida. Fotos. Jodas. Charlas y salir despacito en colectivo hacía Resistencia. El viaje fue en silencio. Llegamos a la noche.








Apenas llegue encare desesperado al baño por una ducha con agua caliente, la suerte con los baños no estaba de mi lado, a medio bañarme con agua caliente, se quema la llave térmica y chau agua caliente. Terminé a las puteadas bañandome con agua fría. Al menos esa noche y por unos instantes, conocí el agua caliente.

La noche la pasamos en el salón donde se nos agasajó con una muy buena cena. Se hizo la entrega de los diplomas y el sorteo del kayak.












De a poco todos se empezaron a retirar. Saludos. Abrazos y la promesa de volver a encontrarnos. Fue muy emotivo. Cada abrazo fue genuino. Sincero.



PREPARANDO LA VUELTA

Martes 6: Día en el Club Yapú Guazú (Resistencia).

Los pocos que quedamos en el Club pasamos la noche durmiendo dentro del salón. Cada uno en un rincón, separado del otro. Algunos armamos con las mesas y sillas un pequeño refugio, como si necesitaramos ese límite que nos impuso la carpa por tantos días.

El martes fue un día súper tranquilo. Aprovechamos para lavar el kayak y ordenar todos los pertrechos 

El almuerzo fue de sobras del asado de la noche anterior y en la terraza a pleno sol (dejamos de remar y apareció el sol como si nos estuviera tomando el pelo).




Parte del equipo había decidido seguir remando por las tierras de Mafalda, otros nos tomamos el colectivo a casa.

Excelente travesía. Muy buena gente. Entrañables.

Pasé más de una semana en Rosario como un extraño extrañando todo, angustiado, triste, pero contento al mismo tiempo por todo lo vivido.

FINAL

Hoy es 30 de noviembre de 2016. Me tomó casi tres meses procesar todo lo vivido. Fueron y serán momentos únicos e inolvidables.

No hay comentarios:

Publicar un comentario